Restos de fruta y verdura, restos de carne y pescado cocinados, comida cocinada, cáscara de huevo, tapones de corcho, servilletas de papel, restos de café e infusiones, cerillas, trozos de cartón, pequeños restos vegetales, ores, hojarasca, restos de césped…
Consiste en la separación del contenido que anteriormente iba en el cubo de restos en dos fracciones diferenciadas. Por un lado, la nueva fracción, orgánica, que irá al contenedor de tapa marrón. Por otro lado, el resto de residuos no reciclables, que se continúa denominado fracción resto, que irá al contenedor gris.
Los residuos deben depositarse embolsados, siendo recomendable usar bolsas biodegradables. Evitan que se acumulen los líquidos porque son más transpirables. Además, se degradan junto con la materia orgánica, de manera que no es necesario separar la bolsa de biodegradable de los residuos.
Es posible que, si tienes dudas sobre un residuo concreto, Lo correcto sea llevarlo a tu Punto limpio más cercano y depositarlo en el contenedor correspondiente. Ante la duda, es mejor no contaminar el resto de residuos orgánicos y echarlo al contenedor de residuos. De esta manera, se evita dificultar o impedir así los procesos de compostaje o de generación de biogás.
Todo la ciudadanía tiene una responsabilidad común: cuidar el medio ambiente. Hacer lo posible para frenar el cambio climático. La reducción de residuos orgánicos en vertederos redunda en menos gases de efecto invernadero y menos contaminantes filtrados a los acuíferos. Por esto es precisa la colaboración ciudadana en la separación de residuos.